Un jardín florido pero invisible


Un bebé a los 3 meses ya muestra sus habilidades sociales: con sólo presentarle un dibujo, así sea mal hecho, de una cara humana, el niño sonríe. Incluso pueden ser solo los ojos. Al colocar al pequeño frente a esa imagen se produce, como un gesto automático, la sonrisa. !El niño ha nacido al mundo de las relaciones sociales!

La compenetración con la mirada del otro y la necesidad de una respuesta es pues un gesto casi tan autónomo como un estornudo, por no decir que pertenece a las funciones automáticas del sistema nervioso central. Nacemos con una alta dosis de capacidad para ver en el rostro ajeno a un semejante y llenarnos de emociones. Nadie nos lleva a un curso de esto. No lo aprendemos en las escuelas, se trae consigo como material genético.

El lenguaje con los ojos no se limita a las primeras semanas. Años mas tarde, ya luciendo barba o con protuberantes senos, una mirada de mas de 3 segundos puede ser un signo de cortejo. Si se demora mas de 3 segundos puede ser halagador o atemorizante, de desafío. Según las minúsculas señas ofrecidas por los músculos de las cejas, la forma de la boca y otras evidencias, una mirada puede significar agresión, amor, lástima, deseo sexual, atracción, envidia, ira o incluso, desprecio.
Repito, nadie va a cursos de interpretación de miradas. Parece ser que se nace con la capacidad de ver a través de ellos, sin necesidad de aprendizaje.

Pero en los ojos no termina todo. Las personas manejan un tono de voz para decir las cosas de una manera diferente. Las mismas palabras con diferentes tonos, diferentes miradas o unidos a ciertos gestos o posturas del cuerpo pueden tener diversos significados. Una voz robótica nos resulta tremendamente aburrida e incluso nos perdemos parte del significado emitido.

Finalmente, y para enredar aun mas las cosas, las personas suelen tener un lenguaje "entre líneas". Es decir, para no ser tan francos y directos para decir que algo no les gusta (lo cual sería una barrera grave para mantener nuestras relaciones sociales) se usan una serie de códigos que todos entienden. Esos códigos sirven para dar a entender al otro que quiere terminar la conversación, que no le gusta demasiado el tema tratado. También podría significar que les encanta la compañía y que quieren prolongarla.
Todo esto lo dicen sin palabras directas. Pueden usar pequeñas ironías, frases que parecen fuera de contexto, pero que la mayoría entiende. Una frase como "vete que no te quiero ver" puede ser entendido como un "quédate que te necesito". Y a su vez, un "no te vayas" puede lanzarse de una manera que expresa deseo real de que se vaya. Este significado varía según el tono de voz, según la mirada, la postura y decenas de otros signos.

El lenguaje humano entonces está lleno completamente de flores, a modo de jardín, con aromas y colores sutiles que le dan significado a nuestras relaciones. Y casi la mayoría nace con una facultad innata de entender tan finos y pequeñísimos signos que ensalzan nuestros vínculos con otros seres humanos.

He aquí el problema. He usado a propósito la frase "la mayoría", porque un pequeño porcentaje de seres, llamados asperger (un trastorno a medio camino entre la normalidad y al autismo) no desarrollan naturalmente las habilidades necesarias para entender ese jardín exótico de símbolos creados por los seres humanos en su comunicación.

Una pared es una pared. Una pared sólo tiene un significado en tanto que muro o lámina que separa un lugar de otro. Si usted le dice a un asperger que derribe la pared que existe entre ellos, probablemente no le entienda.
Un no, es siempre un no y un si es siempre un si. Las cosas son literales y de acuerdo a las definiciones de la RAE.
Los músculos de la cara no dicen absolutamente nada y los tonos de voz generalmente no significan mayor cosa. Es como si le hablaran en turco a un hispano parlante.

Carecer de herramientas para entender tales formas sutiles de comunicación parece un asunto simple y de poca importancia. Sería así si no trajera consigo segregación social. Puede traer también burlas o acoso escolar y laboral, pues quienes le rodean se enteran pronto de su diferencia y ya sabemos que la sociedad es poco tolerante con los raros, los extraños, los que no son como casi todos (los normales).
A los asperger se les dificulta su relaciones cotidianas, que pueden resultar en nefastos resultados en la autoestima y desarrollo afectivo y laboral. Ello conlleva problemas escolares, aislamiento. En el adulto puede ser un problema para lograr acceder y permanecer en un trabajo o incluso lograr un puesto acorde a su formación y capacidades.
Porque algo debe quedar claro: el asperger tiene dificultades neurológicas para acceder a la maraña de símbolos sociales, pero en todas sus demás esferas siguen siendo seres humanos.
Lo malo del asunto es que la sociedad señala al diferente. No le gusta a los seres humanos diversos. No entienden que la diversidad se originó en Dios y no es asunto de elección. No. Prefieren la uniformidad, la igualdad, al más tipo estilo de rebaño.

Quienes no son capaces de detectar las señales emitidas por ese lenguaje simbólico social sufren las consecuencias: un destierro social.

Tremendo drama humano, únicamente porque no se nació con la capacidad de saber que una ceja levantada tiene múltiples significados y que la prosodia también es clave en el lenguaje.

Los asperger tienen mala prosodia pero excelente memoria. Los asperger no entienden de señas corporales pero son tremendamente honestos. Los asperger suelen fracasar en sus relaciones sociales pero pueden ser extremadamente productivos en sus áreas de interés.

Los seres humanos "normales" que tienen tan alta capacidad natural de entenderse, han fallado en comprender a quienes les falta esa capacidad por un asunto neurológico.

Vaya paradoja.



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