Dia Asperger (por un asperger)

Hoy es el día que se celebra el día de las personas con Asperger.
La verdad no sé por qué razón los humanos le asignan un día a una condición. Un día, técnicamente hablando, solamente es un lapso de 24 horas, o el tiempo que dura la tierra en girar sobre sí misma. En esa vuelta, lo que da la cara al sol representa el día y la que queda oculta, representa la noche.
La verdad es que ni siquiera son 24 horas exactas. Es un poco más, lo que cada cuatro años se acumula en una diferencia tan grande que toca crear los años bisiestos.Sin embargo todos dicen que el día dura 24 horas sabiendo que es mentira. Los asperger no mentimos y por eso me toca aclarar el tema.
¿Qué tiene que ver eso con una condición como la de los asperger, como yo?
Yo no sé, pero es otra de las manías de la gente normal de atribuirle significado a las cosas más allá de lo que son.
Otra cosa curiosa es que normalmente existen días para las cosas buenas: día de la madre, día de navidad, día del periodista, día del médico, día del amor y la amistad.
¿Por qué alguien se le ocurriría dedicarle este lapso de 24 horas que dura el autogiro de la tierra a una condición que nos hace sufrir a quienes la tenemos?
No tengo respuesta clara, solo sé que hoy algunos celebran el día de los asperger.
Los asperger somos malos para los simbolismos sociales. Somos lógicos y punto. Vamos al grano en todo. Tenemos unos intereses restringidos a los cuales dedicamos mucho tiempo. Eso hace que nos volvamos expertos en algunos temas y algunos, peyorativamente, nos llamen “sabios”. Lo de sabios es una parte en burla y una parte cierta. Solo el 10% de los asperger tiene inteligencia por encima de la media. Lo que pasa es que al tener intereses sobre un tema tan restringido terminamos siendo expertos en los asuntos que podemos manejar durante meses o años. Felices en nuestros intereses, todo el día y sin aburrirnos. Entonces por eso aprendemos más de unos temas que la mayoría de los mortales.
No nos importa la gente. Para ser más claro, si nos importa la gente. Lo que pasa es que nacimos con un sistema neurológico que nos hace mirar hacia dentro, hacia nuestras propias ideas, hacia nuestros propios intereses. Entonces ahí vienen los problemas porque las personas que no son asperger valoran mucho los códigos sociales en los que nosotros somos muy malos, ¡pero malos!
No saludamos. No miramos a los ojos. Nos agrada más mantenernos aislados, concentrados en nuestros propios intereses. El contacto social no es nuestro interés. Entonces los demás notan que somos diferentes a la otra gente “normal” y empieza a catalogarnos como el “raro”, el que no encaja, el grosero o incluso el bobo.
Allí es donde empezamos a sufrir las personas con asperger o autismo. En la escuela podemos sufrir acoso. En el trabajo solemos perder los empleos o tener oportunidades de desarrollo muy por debajo de nuestras capacidades.
Todo porque tenemos dañado el filtro de la diplomacia. Porque no podemos captar las convenciones sociales con facilidad. Porque nos concentramos en una tarea mientras los demás conversan en grupo y se ríen de manera amena. Nosotros no. Somos de naturaleza aislada. Nos gustan los trabajos concentrados. Ojala si se pudiera solos mejor. A pesar de todo hacemos nuestro mejor esfuerzo para cumplir con los preceptos de la sociedad. Lo que casi no podemos hacer es saludar, sonreír, estrechar la mano y aparecer agradable a todos porque nuestro sistema neuronal no está organizado para esos menesteres. Nacimos mirando más para dentro que para fuera.

Aunque no somos técnicamente discapacitados, si podemos decir que tenemos una discapacidad que nos limita grandemente: la discapacidad social.
Somos discapacitados sociales.
Para todo lo demás, tenemos las mismas necesidades y bondades de los seres humanos. Incluso, tenemos algo que otros no tienen: la franqueza y la tendencia a no mentir casi nunca. Dado que no sabemos leer entre líneas lo que piensan los demás (y tampoco nos importa), las cosas nos salen así, fluidas y libres. Eso a veces hiere a alguna gente y ganamos enemigos de una manera inocente, sin darnos cuenta.
La mayoría de nosotros no nos damos cuenta por qué una persona nos evita o nos deja de saludar. Aunque no nos gusta relacionarnos mucho, estas formas sutiles de rechazo si nos causa dolor.
Ustedes dirán: ¿pero qué problema con los asperger que dicen que no les gusta relacionarse y les molesta que los discriminen?

La verdad es que sí. Una cosa es haber nacido con una tara que nos hace como los gatos: independientes. Otra muy diferente es que nos miren raro, nos eviten o nos discriminen.
Necesitamos que la gente entienda que los asperger somos personas como todos. A pesar de nuestra diferencia, también somos normales y también tenemos necesidades. Y una de ellas, la más importante, es poder vivir en esta sociedad en condiciones iguales.

Hoy es un día como cualquiera. Eso es claro. Pero a alguien se le ocurrió decir que el 18 de febrero es el día de los asperger. Me imagino que lo hizo para crear conciencia en el mundo, aprovechando este lapso de 24 horas (que no son exactamente 24 horas como ya anoté).
Veo mi escrito y me doy cuenta que debí empezar como hacen todos “Estimados compañeros(as) y amigos(as)”, o algo así. Pero ya no quiero corregir.
Además, debo ser fiel a nuestra naturaleza. Simplemente los asperger no saludamos.Pero eso no nos hace mala gente. Simplemente diferentes.
Somos lógicos, apasionados por ciertos temas, repetitivos en nuestros hábitos y concentrados en nuestros propios pensamientos. Pero somos unos tarados en normas sociales.
Hoy se celebra el día de los asperger. Hoy 18 de febrero.
No somos amigos de esas convenciones sociales pero esta es especial porque es nuestra.
Finalmente, cuando las personas normales están hablando y quieren terminar una conversación, empiezan a darse unos signos (no verbales y muy sutiles) de que quieren despedirse ya. Ellos son capaces de notar esos signos de pre-despedida y terminan la charla sin problema.
Nosotros no captamos esos signos sutiles de comunicación. Por ello nos pasamos por hablar de más (si el tema nos interesa mucho) o por el contrario hablamos muy poco. Al no poder saber cuando debemos finalizar una conversación, solemos hacerlo así, sin más:
Voy a terminar aquí.

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