A proposito del día del trabajo

 El #trabajo está construido sobre símbolos e historias: la mayoría de las cosas no tienen el significado dado. Por ejemplo, el oro es prácticamente inservible a fines prácticos, mientras el hierro y el acero son tremendamente útiles para la civilización humana. El uno sustenta la riqueza y la grandeza, el ego y las excentricidades mientras que sobre el otro se encuentran todos los cimientos de la civilización humana. Seriamos unos sin el oro y otros bien diferentes sin el acero. Pero gramo por gramo vale más el oro que el hierro, siendo más útil el primero.

Hace cerca de 120 años se empezó a popularizar el coche. Su producción masiva hizo que todos deseáramos montarnos sobre un motor de explosión interna y andar a grandes velocidades. Luego, ese sueño se volvió una marca inherente a la raza humana hasta el punto que el #precio del petróleo y de los autos es un indicador de la economía. Muchos en el mundo colocan su sueño sobre un coche y se sienten realizados cuando lo logran. Montarse sobre el ingenio motorizado, amalgamado con cuero, caucho y acero es un asunto tremendamente ilógico como para que sea el sueño de un ser humano.

La ropa que usamos tiene un profundo sentido sobre nuestra identidad y la marquilla detrás del cuello – en realidad su precio- nos indica nuestra valía y la necesidad de auto afirmación social mediante el símbolo de las prendas. Las zapatillas, los relojes, el maquillaje son todos productos de la economía humana. La salud también lo es y está fuertemente mediada por el #dinero.

Más de mil años atrás a un indígena curioso del profundo interior de la selva latino americana se le ocurrió liar una hoja seca, ponerla al fuego y chupar esa tea encendida, aspirando su humo. Por alguna razón desconocida, la costumbre se extendió entre su tribu. Cuando llegaron los españoles probaron. Tardaron poco en caer enviciados y traer la muestra a Europa. 200 años más tarde el mundo entero cargaba esa leña encendida aspirándola unos con masculinidad y otras con glamour. Actualmente la industria tabacalera mueve #fortunas inmensas y el humo mismo son un problema de salud para millones de personas. Hoy una persona promedio de América o Europa lleva en su mano un costoso teléfono de la época moderna y en la otra su antorcha de tabaco traída hace muy poco de lo profundo de la selva. Ambas cosas son un símbolo, tienen un significado, aunque luego se vuelvan una adicción.

La política se volvió un asunto de símbolos y pasiones. Equivocados estaban quienes veían en esa profesión la batalla de las ideas. Mucho del tiempo invertido en hablar por los políticos en Colombia como en España no se gasta en discutir ideas; se trata más bien de un discurso para demeritar al otro. Se agitan banderas en medio de gritos como en un partido de futbol. Se juega a ganar ser el jefe supremo a costa de vencer al contrincante, aunque en el mensaje de fondo pocas cosas cambien para quienes ejercen el voto. Igual sucede con el voto el mundo entero: se eligen temas que preocupan como la inseguridad, el hambre o el control de los inmigrantes y con ello se agitan emociones.

El pueblo más bonito de Colombia no existe, solo en la cabeza de quienes crearon esa historia y en las que lo comparten, pues todos los lugares del mundo tienen su belleza. Miss Universo no existe más que en el imaginario de quienes siguen ese concurso y las empresas que sacan beneficio de su #comercialización. Cada mujer es las más bella para su enamorado.

El ser humano cabalga casi en todo momento sobre historias creadas. El futbol es una de las historias más exitosas y extendidas. Otra es el dinero. Alguna vez las transacciones se hicieron con conchas marinas. Luego “avanzamos” hacia trocitos de plata u oro, cuidadosamente pesado (de allí proviene en buena medida la palabra peso como moneda en muchos países de América).

Cuando podemos poner algo de distancia entre este mundo construido sobre la base de que todo debe, en ultimas, producir dinero entendemos la naturaleza de nuestro trabajo. Ayudamos, dedicando nuestro tiempo vital a que otros puedan participar de los ritos y los símbolos que hemos creado. No hay ninguna actividad humana que haya escapado a su comercialización. Desde la formación de la pareja hay ritos que necesitan dinero. El nacimiento, otro tanto. Dormir implica una inversión en aditamentos. Descansar un domingo es imposible sin una cadena de películas. Todo, todo, todo lo que imagines está mediado por el negocio. Hasta los más sublimes estados del espíritu como el amor, la espiritualizad o el deseo de autorrealización se explota hasta el último centavo.

No siempre ha sido así. Estas historias, tal como las estamos viviendo, llevan apenas tres siglos. Es posible que, en los tiempos de mi abuelo, hace nada, las cosas fueran diferentes. Como dice el historiador Yuval Noah Harari, si nosotros hemos creados estas historias solo nosotros podemos reconstruirlas, modificarlas, volverlas más humanas. Para ello necesitamos que la política salga de las emociones primarias y se vuelva un verdadero lugar en donde definamos nuestro destino.

Por el deseo del dinero en exceso, personas en Colombia con atribución de autoridad quisieron que yo no viviera más sobre esta tierra.

¿Qué se sentirá apagar una vida humana, igual que muchas, por dinero?

La violencia entre seres humanos se logra quitándole al otro su condición de ser humano. No es una persona, es un “sapo”, o una “rata”, o como en la guerra, “el enemigo”.

En realidad, el primer asesinato sucede cuando quitamos la condición humana. Desde ese momento el otro pierde el derecho a la vida. Luego, usando artilugios para quitarle dignidad al otro, es posible poner fin a la vida y cumplir su tarea sin apenas culpa. Así nace el sicario cuyo trabajo asalariado es extinguir personas. También hay acoso judicial, llamado en Colombia “falsos positivos”, una especie de accionar exótico y endémico, con marca de origen de Colombia y que bajo la lógica del negocio con las vidas se puede extender al mundo entero.

¿Todo vale para obtener un sello, un símbolo del #éxito?

Ojalá que no.

No todo vale.


Terminemos con un ejercicio: pensemos que un éxito que no esté mediado por el dinero.

En el primero estamos de acuerdo: la familia, los hijos, el hogar, el perro.

¿Podemos empezar a buscar otras y nosotros mismos, a ofrecer "cosas" que no estén a la venta sino ganadas con merito?

Es dificil, pero es posible. Intentémoslo.

#Dinero #exito #Realización #negocio #Autorealizacion #crecimiento

Publicado por

Ramon Chaux
Psicólogo evaluaciones personalizadas de competencias, desempeño, cultura y clima. Construcción de materiales Elearning
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